sábado, 29 de diciembre de 2007

La gente enloquece y se desnuda

Una clara noche aburrida deja de ser aburrida de repente. Empiezo yo:

- suelta ese limón que tienes entre las manos malditasea suéltalo!!

- si me vieras estarías asustada, estoy rechinando los dientes con el ceño fruncido mientras te señalo con el dedo en clara señal de disgusto

- y yo abro la boca y también me señalo a mí misma en clara señal de indignación

- jajajajajajaja estuviste bien mis reverencias

- (tiro besos)

- (tiro rosas al escenario) (ovación de pie)

- (las rosas se vuelven pelícanos)

- (la gente enloquece y se desnuda)

- (entra un elefante rosa y pone orden en la sala)

- (himan, quien se encontraba en la sala, chifla aturdiendo al elefante y alguien logra enlazarlo)

- (un niño afgano adoptado busca a su hermana polaca entre la confusión)

- (una voz ahogada en el fondo acusa "una grande de muzzarella y dos cervezas para llevar!)

- (un pelícano muere aplastado entre los aplausos, que aún siguen)

- (enormes ratones ninjas se balancean a través de la sala dando un espectáculo inolvidable) ALTO imaginate ahora una sala de teatro en lo que está sucediendo TODO ESO A LA VEZ... ahora podés seguir

- (una araña se tira por el tobogán que aparece de repente al lado de himan)

- (un hombre con un extraño atuendo negro mira a los ojos de una jovencita y le dice "luke, soy tu padre" a lo que esta le dice "papá me hice las tetas")

- (la cabeza de caballo que ocupa el asiento número 53, cobra vida)

- (uno de los pelícanos que todavía estaba con vida toma el control de las apuestas y grita "€100 por la araña versus un ratón ninja!")

- (el pelícano muerto no estaba muerto, estaba durmiendo y había soñado todo esto)


Cumbia infierno. La Troba Kung Fu




jueves, 27 de diciembre de 2007

Cuando el desorden y la agitación te turban

Ropa interior, tirantes, manga larga, manga larga (la combinación de colores daba igual), pañuelo grande que hacía de jersey fino, chaqueta y abrigo. Tiritaba de frío mientras esperaba un taxi, que no llegaba, que no llegaba. Pensé que tal vez el taxi sí que llegaba pero que el problema era que no me levantaba y peleaba por coger uno. Una chica se había tirado a las vías del tren en la estación, lo mismo que un chico unas paradas más allá hacía escasos minutos. Feliz Navidad.



[Un tropel de hormigas de repente (visto desde muy arriba)...]

Tal vez un tropel de hormigas que pasaban unas por encima de otras formando un río de agua apretujada (o así debía de verse a unos 10 mil pies de altura)...

Tal vez ese tropel de hormigas que pasaban unas por encima de otras, que pisaban y posaban por si acaso llegaba algún fotógrafo de la prensa y les sacaba una foto para luego decir "Mari, no me ha tocao la lotería ¡pero salgo en el periódico!"...

Tal vez ese tropel de hormigas que mordían y se quejaban [que si no es mi culpa que la pobre muchacha se haya tirado, que si por qué no vienen más autobuses, que vaya organización, que si para qué pago yo impuestos, que si oiga esto es una anarquía] eran una excusa para que el tiempo se parara para mí. Más que el tiempo lo que se pararon fueron mis ideas que se congelaron sin querer. Viví una de las mejores sensaciones que una puede experimentar tal día como aquél en el que crees que no llegas viva al minuto siguiente y en el que pides perdón a quién sabe quién por pensar en eso a pesar de la chica de las vías que hay detrás de ti.

Tanto ir y venir y de repente, ¡todo el mundo quieto! Silencio... Parecía no haber nadie, parecía ser domingo, puente, verano; se asemejaba al desierto, excepto por la arena (que no había) y los pisos (que había demasiados), por lo del agua era bastante similar. De repente lo vi, y lo sentí. El reloj marcaba 8 grados centígrados, qué importaba la hora. Lo vi. El ocho se transormaba en el nueve poco a poco, con la delicadeza con la que un director de orquesta dirige su coro, con la delicadeza con la que apretas la mano de quien tienes al lado en una ópera, sabiendo que no vas a volver en mucho tiempo, con la delicadeza con la que te emocionas con una canción que no es pastelosa, con la delicadeza con la que respiras... Y yo sentí una ola de calor en mi cuerpo, y dejé de encontrarme mal y de tener frío. Por fin cogí el taxi sin silbar, sin llamarlo, casi vino a mí. "Le miré y vino a mí", imaginé.

Tal vez aquel tropel de hormigas insolentes volvió a su normal actividad de atropello. Yo, mientras, dormía en el taxi

En un abrir y cerrar de ojos

Sacó su cámara de fotos y le apuntó sin mirar por el objetivo (sabía lo que se hacía). Él se quedó quieto. Agarraba con fuerza la toalla. Estaba asustado. Iba a hacer todo lo que ella le pidiera.

"¡Quieto o disparo!"
"Pero cariño..."
"Ni pero ni nada, ¡suelta lo que tienes en la mano!"
(Soltó la toalla) "Tranquilízate cielo..."

Se miraron una vez más. Ella le disparó...
Le encantaba hacerle fotos desnudo...

sábado, 8 de diciembre de 2007

*un día como otro cualquiera

.
Algodón dulce, niños montando en atracciones y perritos calientes. En mitad de ese ambiente decadente, alguien con voz de feria y de Mesías, dijo alto y fuerte:


- ¡Juegue al tres en raya y encuentre al amor de su vida!

La gente estaba demasiado ocupada como para escucharlo y creyeron que era otro juego de ranas y que no iban a tener suerte, una vez más...


The thrill is gone


miércoles, 5 de diciembre de 2007

Lo mío es la prosa (arte en las calles)


¿Y qué culpa tengo yo de que el arte esté en la calle? ¿En la calle? En la calle y en los bares, y en las plazas, y en los taburetes, y en las formas de caminar, y en el aire, y en los ojos, en tus ojos, y en la niebla, y en la forma de mirar las farolas encendidas por la tarde noche a través de la niebla, y en la luz amarilla de las bombillas poco comprometidas con el medioambiente, y en los momentos y en los carretes de fotos, en el blanco de las páginas recicladas, porque no hay blanco más bonito que ese, que no es blanco...
¿Y qué culpa tengo yo de que el arte sea infinito? De que esté aquí, allá, acullá, de que no pare, de que se pare a tomar un café con leche, por favor, y que te conozca, y que tú le conozcas a él, o a ella.
¿Y qué culpa tengo yo si a ti no te gustaba el arte hasta que te empezó a gustar? Si tú no leías poesía hasta que la leíste, si tú antes creías que la poesía se escribía en vertical, hasta que escribiste una carta a tu amigo. Y te diste cuenta de que poesía es mucho más



¿Y qué culpa tengo yo de que el arte esté en la calle?
¿En la calle?
En la calle y en los bares,
y en las plazas,
y en los taburetes,
y en las formas de caminar,
y en el aire y en los ojos,
en tus ojos,
y en la niebla,
y en la forma de mirar las farolas encendidas por la tarde noche,
y en la luz amarilla de las bombillas poco comprometidas con el medioambiente,
y en los momentos
y en los carretes de fotos,
en el blanco de las páginas recicladas,
porque no hay blanco más bonito que ese,
que no es blanco

¿Y qué culpa tengo yo de que el arte sea infinito?
De que esté aquí, allá, acullá,
de que no pare,
de que se pare a tomar un café con leche, por favor,
y que te conozca,
y que tú le conozcas a él,
o a ella.

¿Y qué culpa tengo yo si a ti no te gustaba el arte hasta que te empezó a gustar?
Si tú no leías poesía hasta que la leíste,
si tú antes creías que la poesía se escribía en vertical,
hasta que escribiste una carta a tu amigo.
Y te diste cuenta de que poesía es mucho más

si lo dices porque lo dices; si no lo dices porque no lo dices


Instintos primarios de hoy y ayer

*eva ve a esta chica y piensa, yo también quiero correr, eva ve a esta chica y dice, muchacha, me apiado de tus pies.

Eva llora cuando ve a esta chica porque no es la verdadera Alicia y aunque eso se parezca a un Para·dise, un Para·dis, ein Para·dies no es el país de las Maravillas. Duda entre seguir llorando o hacerle una foto. Decide lo de la foto porque nadie podrá negar nunca jamás que esa chica no era Alicia, nadie lo podrá probar nunca. Las fotos no hablan, las fotos huelen y saben y a veces se mueven o te miran, pero nunca hablan.

Cuando Alicia se cansa de correr y de que le adulen, se quita los zapatos y se va. Eva, indignada, grita buuuuuu y se va.

Son un par de minutos agradables,
corre el aire,
mira las fotos y sonríe...