martes, 30 de diciembre de 2008

Vuelo con destino La Habana

A Eva le cae casi bien el virus de la gripe.

Lo del casi es porque no quiere tener nada que ver con él y menos que se meta en su cama y abuse de ella como lo está haciendo de medio país que parece ser -lo que dicen las gentes- que te acuestas la siesta y es ahí cuando se sobrepasa con una

Lo del bien es porque no se puede decir que el virus de la gripe sea sexista, ni racista... No discrimina a nadie ni por su edad, tamaño, peso, color de ojos o de piel, sexo o dinero. Le toca a todo el mundo -no así la lotería. Bueno, a Eva le persigue y hasta la fecha (30.12.2008 a las 16.59h). Y lo siente mucho pero no hay hueco para el virus en el vuelo de 10h que sale el día 01 de enero. Solo hay un asiento reservado en el avión. Es o ella o el virus y que ella sepa, no viene el nombre del virus en ninguna parte del billete, ¡hombre!

:)
felizdelavida*

miércoles, 24 de diciembre de 2008

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Rua do Paraíso

Hace exactamente 5 días dije:

- "Hombre, no sé si deberíamos llevarle un vinito a Claudia porque está viviendo en Lisboa"

- "¿Y?"

- "Pues que es Portugal, no estamos seguros de que tenga nevera"…


Y ahora, después de mis primeros 1300km de viaje hechos con gusto sigo metiéndome con los portugueses pero de manera diferente.

Lo bueno que tienen los viajes, además de las risas, es que la mente se te abre como se abren las tijeras antes de cortar. La diferencia es que luego no se cierra y a una se le queda ese regustillo de que Portugal no está tan mal. Por supuesto, para mí sigue siendo el primo tonto aunque el barrio de la Alfama tenga las calles más bonitas del mundo –después de las de Granada, claro. Cuanto más me meto con él, más cariño le cojo. Imagino que por compensación, Lisboa me encanta.


Lisboa está llena de lisboetas, de exposiciones escondidas, de tranvías número 28, de bailes en la cocina, de costillas al horno con salsa barbacoa made in Rua do Paraíso, de caboverdianos, de fiestas de los 80 y fiestas extranjeras en todo un edificio en pleno Barrio Alto, de cuestas que te roban el poco alcohol que te queda en el cuerpo cuando vuelves de fiesta...


También está llena de ricos pasteles de Belem, de rico café y de rico olor a café, de pueblos que cierran a las 18.00h pero donde se charla y se toma una leche con chocolate que te deja ciega del gusto.


A Lisboa no le faltan los pelos largos, las barbas, las boinas, los negros altos ni las portuguesas reticentes; tampoco los pisos de techos altos (como los negros), los hombres simpáticos en la Praça do Comércio, ni los taxistas quetequierentimarperonopuedenporquelesentendemosrebienynonosladan.


Es una ciudad con río y mar, con Sintra y Cascais, con miradores...


Los mercados de baratijas y monedas te atropellan de tantos como hay. Un abuelo se había montado un puesto en una esquinita con las cosas que no le gustaban de su mujer. Desafortunadamente no vendía su mala leche (la de ella) sino un par de zapatos beige antiguos y algún cachivache para el pelo.


Y de repente, después de unos huevos fritos con patatas –pues claro que comimos bacalao- nos encontramos en una fiesta en todo un edificio en la que no nos faltó el vino-cutre y la cerveza por todo el cuerpo (por fuera y por dentro), gente de todos lugares, dj's, pases vips a la habitación de la dueña, policía lusa, fotos, justice, Goran Bregovic, Prodigy y muchos bailes y conversaciones.


Reconozco que me encanta decir Então y pasarme 15 minutos en una parada de autobús inmersa en un duelo a vida o muerte: "Cabeleireiro" quien lo diga mejor y más rápido, vive



Muito giro! :)