viernes, 10 de agosto de 2007

señalando a dios



  • Eso sí que si al final dios existe, no me lo perdona.
  • Eres una atea muy rara.
  • No es verdad, me gusta jugar. De hecho creo que dios siempre tuvo buen gusto para los nombre.
  • Eva...
  • Sí. Me gusta jugar. Me gusta jugar con dios.
  • (Mirando al cielo, señalándolo) ¿Qué haces jugando con mi chica, dios?
  • (Mirando al cielo) ¡Eso!, (agresiva e indignada) ¡¿dios?!