jueves, 27 de septiembre de 2007

El juicio (I)


- Los cambios de humor son repentinos. No avisan. “¡No pongas los dedos en la ventana!, ¡la acabo de limpiar!” es suficiente para hacer que algo muera dentro de ella. Le dura solo 10 minutos, a veces, si alguien le interrumpe en su proceso, 20. Quiere a su madre, claro que la quiere. Comportamiento bipolar. Ella es como una niña entre los coches, susceptible de salir a la carretera y asustar a algún conductor imprudente que supere el máximo permitido en la estrecha calle. Porque también, todos tenemos poco cuidado sabiendo que hay “niños que se esconden entre los coches”. Siempre corre a la cocina a calmarse. Pero esa vez fue diferente, y lloró. Histérica lloró porque ya no quedaban galletas para ella…


- Protesto, señoría.

3 comentarios:

Luciérnaga dijo...

Qué original.

Me gusta tu personaje muchísimo, pero no nos engañemos, un personaje siempre tiene algo de nosotros, un toque idéntico al yo que escribe, o totalmente opuesto. Tanto lo uno como lo otro, son partes del yo.

Sensibilidad, la de Eva o la de Aída, eso me transmites.

Un beso muy grande.

Eddie (J.Bermúdez) dijo...

si el sol sale todos los días y es un pesar, esperemos la lluvia en este páramo de negrura.

si no nos agrada el sol, bañemos nuestras manos en el arroyo de Heráclito, para comprender que jamás cogeremos la misma mano, que jamás anudaremos el mismo corazón que ayer...

Velocet dijo...

Debe ser jodido que en el único lugar donde encuentras la calma no haya galletas.

...

Debe ser no: es.