miércoles, 15 de octubre de 2008

Acerca de lo que ella ve y yo no puedo

Mis piernas, cuando te ven,
dejan de ser piernas y se vuelven curvas...
Dejan de ser mías y se vuelven tuyas...


(la vida nunca resulta como una la planea)

*cenábamos mientras la radio hablaba para nosotros, ya no había niños en las calles. Todo el mundo, por respeto y por ser una hora prudencial, se había recogido en casa (menos los grillos y las flores). Un buen señor tocaba la guitarra desde su balcón, y unas cuestas más allá, cerca de la Plaza, los gitanos lo acompañaban lejanamente con su voz rota. El Merlot rosado y el mundo nos hacían la vida fácil

- ¿Me la pasas?
Te hiciste un lío y me diste un beso en vez de la sal

3 comentarios:

sb dijo...

se mire como se mire no parece un mal cambio. Aunque, claro, a mi me gusta más el azúcar que la sal ;)

Mery... christmas dijo...

La verdad es que... qué majos el señor y los gitanos, eh... Aunque, con un merlot rosado, no me extraña que la vida sea más sencilla (sobre todo si te pasas bebiéndolo). Te guiño un ojo. ¡Muask!

Velocet dijo...

Jeje, qué genial confusión final :)