viernes, 18 de julio de 2008

Cada mañana

(Tú, sirena de cabello negro, a punto estás de perturbar la tranquilidad de la piscina más normal del mundo en una urbanización cualquiera de una ciudad cuyo nombre no importa)

Tus pies, mejor dicho, tus dedos, se asoman tímidos al borde como si tuvieran vértigo, el vértigo de todas las mañanas al empezar un nuevo día. La piscina, tierna pero distante, llevaba toda la noche esperándote. Sabía que volverías.

Solas tú y el agua.
Solas, el agua y tú.

Y tú le miras con recelo pero con hambre. Con el hambre de una osa en primavera. Te la comes, lo acabas de decidir. Justo antes de que tu piel roce el agua fría, justo antes de dejar de ser una mujer voladora para ser un pececillo naranja de rayas blancas, recuerdas el instante en que muere una hormiga... Recuerdas el silencio que escuchaste, igualito que el de ahora... Sonríes... Y es tu sonrisa la primera que se baña en el agua. Después son tus párpados cerrados. Y todo tu cuerpo se estremece del frío que deben de pasar los inuits en invierno.

Abres la boca y dejas que el agua te bese la lengua, los dientes y hasta las pupilas, porque acabas de abrir los ojos y todo lo ves de color azul. Ya estás nadando

El aire que guardas en tus pulmones -como quien guarda la herencia debajo del colchón- lo expulsas con fuerza por la nariz y las pompas que suben por tus ojos dirección el infinito, te dejan ver lo redonda y eterna que puede ser el agua a veces.

*La sensación de ser su desvirgadora oficial cada mañana


4 comentarios:

Anónimo dijo...

hacía tiempo que no escribías...

qué tal tus trabajos y/o vacaciones??

Mery... christmas dijo...

Ya era hora... soy injusta y consciente de mi injusticia.


(Aclaro mi garganta con un garraspeo irónico como si quisiera decir algo y no me atreviese): todavía estoy esperando a que me llames. (Al final me he atrevido).
Me dijiste que estabas esperando una llamada híper, mega, súper y requete importante y que cuando la recibieras me llamarías para contarme qué tal había ido... También me dijiste que si no la recibías, igualmente me llamarías por la noche y... (Toso con la boca cerrada para... bueno, ya sabes para qué).
En fin, me tienes en ascuas. ¡Llámame! Espero que todo esté bien.

Por cierto, estoy segura de que me encantaría tu entrada si me hubiese enterado de algo...
Volveré a leerla porque últimamente estoy un poco agilipollá.
¡Un besito!

Mery... christmas dijo...

No, pues sí, eh... Me ha gustado. Ya sí que me he enterao bien.
Pero dudo que los inuits pasen frío en invierno... Si así fuera, no vivirían donde viven porque no podrían. Han tenido que adaptarse a ese clima por huevos.
Hombre, algo de fresco tendrán, pero van mu abrigaos.
Otro beso.

Ignacio dijo...

De la cama al mundo, ese mundo afuera...solo si ya se cayo el muro de Berlin. Sino mejor seguir nadando en la cama...