miércoles, 28 de enero de 2009

La vida nos debe un desagravio



A veces Eva echa de menos echar de menos el mar. Levantarse de la arena en la que se tumbaba e ir a probar el agua, a ver qué tal está.

Eva ya no piensa tanto en el mar y le da miedo quedarse seca. Ahora, de repente, todo es extraño. Recuerda la frase que se repetía en su cabeza desde que comprobó lo bien que le sentaba vivir en una ciudad próxima, despertarse temprano por las mañanas y oler a humedad, saber que quedaba a un paseo de distancia. "Cuando sea una abuelita me montaré un café-biblioteca que abriré cuando quiera. Y viviré al lado del mar".

Ella solo quiere saber que tiene el agua cerca. Por si algún día le apetece huir. En Madrid una no puede perderse aunque haya millones de rincones donde maravillarse, al final, Leganés siempre está ahí.


Eva ahora quiere huir y no sabe para qué sabe nadar, si aquí no lo necesita*

martes, 27 de enero de 2009

Punto argentino

Dedicado a la genia que ayer me dijo : "El mundo me ha hecho así y ahora me toca a mí corregirlo..." y me dejó con la boca abierta
psicobitacora.blogspot.com




*mira que Eva nunca ha sido de las que dedican en el blog

domingo, 25 de enero de 2009

Freezin' sunday morning

Qué frío este invierno





Eva a veces espera llamadas.

Y cuando espera llamadas no quiere otra cosa que ver el número en el móvil, que escuchar ese sonido terrible que te avisa de que alguien quiere hablar contigo.



No suena pero ella se imagina que suena y ve una mantita y una peli que nunca llegará a terminar de ver porque se quedará dormida, como siempre -y le encanta decir como siempre.



Pero no sonará y ella comerá su puré de zanahorias con patatas -no es que haya dejado de ser carnívora, que le sigue gustando comerse bueyes y vacas- y se preparará un cafetito (café + calentito) portugués que le preparó aquel hombre un 8 de diciembre cualquiera.





*es bonito no tener miedo a los sentimientos. Lástima que Eva no sepa hacer esas cosas

lunes, 12 de enero de 2009

Señores pasajeros, bienvenidos a La Habana

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Mentira muchas cosas


Mentira que los cubanos sean pegajosos y mentira también que no lo sean.

Mentira que la guagua (el autobús) no sea una experiencia inolvidable.

Mentira que dos extranjeras no sepan bailar casino en la Habana y mentira también que los cubanos no te enseñen a bailarlo.

Mentira que los coches funcionen


Mentira tantas cosas...


Mentira que no tengan un mercadillo eterno y mágico.

Mentira que el arroz moro esté malo o que la fruta bomba esté buena.

Mentira que no te inspire esa ciudad.

Mentira que no huela a gasolina y a palmeras.

Mentira que no nos tomáramos ron añejo a palo seco antes de dormir.




Cientos de mentiras


Mentira que haya que hacer mucha cola para comprarte un helado en Coppelia.

Mentira que en Cuba no eches de menos.

Mentira que Cuba no te sorprenda y mentira también que no te enamore.

Mentira que los niños no se emocionen con cualquier cosa y que no se entretienen mirando una mosca o dibujando en el suelo.




Verdad


...que los abuelos juegan al ajedrez y al dominó en mitad de la acera.

...que las abuelas comen galletas y pueden llegar a tener 42 gatos.

...que les gusta el regateo y verdad también que a mí me gusta más que a ellos.

...que el daiquirí no me gusta y verdad también que a las 5 de la tarde había en nuestra mesa 6 mojitos para nosotras dos solas.

...que al CubaLibre lo llaman "mentirita".

...que los turistas destrozan el la naturalidad y la humanidad que desprende Cuba y verdad también que yo era una de ellos.

...que he visto allí un colibrí (zun-zun los llaman ellos)!

...que el zumo de guayaba es lo más rico del mundo.

...que la frase "Señores pasajeros, bienvenidos a La Habana" fue lo primero que me emocionó del viaje.

...que los músicos allá son grande y que no cualquiera vale.

...que me encantaba vivir en Línea, alejada de los ingleses, alemanes, sudamericanos ricos, etc.

...que me alimentaría toda una vida de boniatos (patatas dulces) y malanga (una raíz) aunque yo sea más carnívora que el carnívoro más carnívoro del mundo.

...que a las mujeres les llaman Mango "porque son maduras pero dulces".

...que bailé con El loco de la mata de coco, un saxofonista.

...que vengo empapada de música.

...que es genial que te digan ¡ciao mamita! y a ti casi se te escape un ¡cuídense! (pero sin acento).

...que nos fuimos con ganas de no irnos.

...que "ser culto es el único modo de ser libre" como dice la consigna camino de la fuente luminosa.

...que el Thunderbird del 58 del que tanto me enamoré, tiene un motor de arranque ruso.

...que me podría tirar así toda la vida


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^^viajar así, sí
*explico la canción. El Manicero es el que vende Maní (Cacahuetes) por mitad de la carretera o las calles estrechas. Suele ser un abuelo que grita ¡EEEL MANIIIIII! o un poco más joven y te susura MaaaaniiManiManiManiManiManiMani -muyrápido. Y así se recorren la ciudad cada día
:)